Los datos de la ruta son sólo de ida.
El cómo llegar, me lo ahorro, ya que hoy en día con la nueva tecnología es muy sencillo….
Nos encontramos esta vez en el sendero más transitado que hemos realizado hasta la fecha. Supongo que la cercanía a la gran urbe de Algeciras ( ¿bueno? Pues lo dudo…), y lo sencillo y espectacular del recorrido, hace que allí se congregue una gran cantidad de senderistas y naturalistas, y lo que es peor, prehistóricos que les gusta pintar tanto los carteles informativos como las rocas… gentuza, vamos.
Empezamos la ruta observando un cartel de la ruta de Paco de Lucia, que nos da la bienvenida al sendero al que le dedico unas bulerías. Unos metros más adelante, el cartel informativo de la ruta, la cual nos cuenta la longitud, el tiempo aproximado y el grado de dificultad.
Atravesamos una puerta de hierro, que por cierto, está soldada al suelo, así que si lleváis mochila, la tendréis que pasar antes o después que vosotros, ya que no caben los dos.
Una larga recta se nos descubre al horizonte, con la Sierra Luna al fondo, casi siempre con niebla acumulada allí arriba. El sendero de momento es llano. Poca vegetación por ahora que nos de sombra, así que si vais, mejor en primavera o otoño.
Unas curvas y empieza la primera (y casi última) rampa, que tomaremos a la izquierda. Ya empieza a verse la vegetación típica de la zona, alcornoque y helechos, mucho helecho.
De repente, nos encontramos con algo muy típico, y que realmente odio, el tendido eléctrico, el cual nos encontramos por todas partes, vaya donde vaya, aquí en Cádiz, tendido eléctrico por donde mire. Pero en esta ocasión, pasamos bajo él, y el sonido es estremecedor.
Seguimos el sendero principal hasta llegar al molino de Escalona, tras este molino nos encontramos el puente “romano?” (no tiene pinta de puente romano, pero la gente lo llama así… ya hemos realizado casi 2 km.
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Tras el puente, el sendero se mete en un bosque más denso, con el sonido del rio de la miel constantemente a nuestra izquierda.
En el km 2.1 llegamos a una “fuente o chorro” que sale de la roca, yo no he bebido, pero vi gente metiendo allí el gaznate. Unos metros más adelante llegamos a los restos del Molino de El Águila. No es difícil imaginar cómo vivían allí el molinero, tan lejos y tan solitario… Se pueden observar dos naranjos que nos da la bienvenida a lo que parece un rellano para siembra, o algo así he leído.
Buen sitio este para reponer fuerzas, eso sí, hay mucha gente y prefiero seguir un poco más para hacer unas fotos en el rio.
Si seguimos un poco más, llegamos al final del sendero, y por consiguiente a la cascada La Chorrera, una poza que parece profunda, no sé.
Allí pude observar las salvajadas de las personas prehistóricas que se creen que van a dejar huella pintando la roca. No quiero darles protagonismo a esos incívicos.
Disfrutad de la ruta!!!
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